L O S C O L O R E S D E L A L E N G U A E S P A Ñ O L A E N B O C A D E T O D O S


miércoles, 22 de enero de 2014

LAS FRASES HECHAS (II)

Seguimos el paseo por las clasificaciones más comunes de las frases hechas y, ya que estamos, me gustaría dar el único consejo que escribiré en este blog: “oír, ver y hablar”. Para entender a un español de pro en una conversación, se necesitan paciencia y maña. Así que cuanto antes aprendamos a “detectar” estos modismos verbales, mejor que mejor. Hay que ir por la vida con las antenas bien puestas, observar al prójimo (allá donde fueres haz lo que vieres) y, haciendo alusión a una expresión taurina de la entrada anterior, lanzarse al ruedo sin complejos.

La muerte

Quien no tenga una palabra tabú dentro de su vocabulario que levante la mano. Esas que “da un poco de cosa” pronunciar por cuestiones de manía personal. El tema de la muerte, en España, es muy serio y se han escrito ríos de tinta sobre ella pero, aun así, no gusta demasiado nombrarla. Nuestra fértil imaginación, hábil en driblar temas incómodos, ha conseguido siempre etiquetar a la sin carne de muchas otras maneras. Nadie se librará de irse p’al otro barrio eludiendo hablar de ella, pero por lo menos le damos una pincelada folklorista y desdramatizamos un poco.

Otras: Estirar la pata. Estar criando malvas. Doblar la servilleta. Pasar a mejor vida. Cerrar el ojo. La de la guadaña. Quedarse de simiente de pepinos.

La religión (y los textos religiosos)

La fama de ser una sociedad fuertemente ligada al discurso religioso no nos la quita nadie, aunque la realidad actual difiera bastante de la imagen que proyectamos fuera de nuestro país. El caso es que todos, creyentes, agnósticos y ateos, sembramos a diario nuestras conversaciones con alusiones de origen pío y devoto: no hay que convertirse a nada para hacer uso de frases hechas de componente religioso. Las hay para todos los gustos y ocasiones: desde armarse la de Dios es Cristo (ante un escándalo o pelea) hasta aquello de echar margaritas a los cerdos (una de mis preferidas). Muy pocos saben (yo lo he descubierto hoy, lo confieso) que el origen de esta frase se remonta, ni más ni menos, al Nuevo Testamento: “No deis las cosas santas a los perros ni echéis vuestras margaritas a los puercos” (Mateo, VII-6). Eso es tener solera. Amén.

Otras: Poner una vela a Dios y otra al diablo. Quedarse para vestir santos. Acabar como el rosario de la aurora. Me lo ha dicho un pajarito. Meter cizaña. A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Pueblos y razas

Peliaguda esta clasificación. A día de hoy ciertas expresiones van seleccionadas con pinzas, y es una pena porque pensarse dos veces lo que se va a decir resta no poca espontaneidad a nuestras palabras. Pero es así. El mundo está lleno de quisquillosos y de malas interpretaciones que nos pueden poner, sin comerlo ni beberlo, en un aprieto dependiendo del nivel de tolerancia (o ganas de tocar las narices) de nuestro interlocutor. Para poder defendernos y borrar de nuestra imagen cualquier rastro xenófobo, lo ideal sería conocer el origen de ciertas expresiones. ¿Por qué si le tomamos el pelo a alguien le estamos engañando como a un chino? Pues al parecer, cuando los primeros europeos llegaron a lo que hoy conocemos como China, consiguieron traerse de vuelta al viejo continente todo lo que se propusieron y más. Para ello no tuvieron que tribular demasiado ya que en gran parte de las negociaciones utilizaron el trueque. Eso sí… parece ser que no se han olvidado de la triquiñuela y ahora a los que nos toca bajar la cabeza es a nosotros (y a medio mundo también).

Otras: No hay moros en la costa. Trabajar como un negro. Eso lo saben los negros. Hacerle a alguien una judiada. Parecer un gitano.





JUEGO DE NIÑOS (test para hablar como los grandes)

lunes, 20 de enero de 2014

LAS FRASES HECHAS (I)

No pasa un día en que no coloreemos nuestras conversaciones con ellas, las frases hechas. Podemos definirlas de la siguiente manera: son unidades fraseológicas que forman una oración o un enunciado (modismos verbales) cuyo significado no se puede deducir interpretando las palabras que la forman. Todos los idiomas tienen las suyas pero, modestamente, los españoles ganamos por goleada y hasta que no se demuestre lo contrario. ¡Faltaría más! Las hay de todo tipo y para todos los gustos y ocasiones. Vamos a intentar hacer una clasificación de las más comunes aportando unos cuantos ejemplos:

Usos, costumbres, tradiciones y supersticiones:

Si un día nos levantamos con el pie izquierdo, sintiéndolo mucho las cosas no van a ir por buen camino y casi todo lo que hagamos se nos va a atragantar. Claro que, como a cada cerdo le llega su San Martín, puede ser que, si por nuestro mal despertar le fastidiamos la jornada a alguien, este nos devuelva la jugarreta (a veces hasta con creces) por una cuestión de justicia.

Otras: Descubrise el pastel. Dorar la  píldora. Cortar el bacalao. Estar en capilla. Ir de tiros largos. Despedirse a la francesa. En todas partes cuecen habas. Meterse en camisas de once varas.

El cuerpo humano y las funciones fisiológicas:

Las frases hechas de este apartado son, quizás, las de uso más vigente y gozan de gran popularidad. Tal vez porque el cuerpo es algo que nos acompaña siempre a todos los lados, nos olvidemos menos de él. El estudiante de español las suele aprender con cierta facilidad y, además, se suele divertir usándolas. Las personas que hablan por los codos tienen cierta tendencia a no tener pelos en la lengua y no es de extrañar que, aunque nos pongan verdes a nuestras espaldas, nos recomienden vivamente sentar la cabeza por nuestro bien (¡y porque nos quieren mucho!).

Otras: No alcanzarse el culo con las manos. Tener la cabeza sobre los hombros. Ser el ojito derecho. Tocarse las narices. No tener pelos en la lengua. Tener pelos en el corazón. No tener dos dedos de frente. Cambiar el agua a las aceitunas. Poner un huevo. Tener un nudo en la garganta.

Los toros:

¿En qué otro país del mundo podrían usarse sino en este? Las referencias al mundo taurino en nuestras frases hechas son tan naturales como chuparse los dedos después de comer una ración de gambas a la plancha (por mucho que el protocolo de las buenas maneras diga lo contrario). Que nadie se ría: hay días en los que muchos estudiantes de español prefieren hacer novillos antes que quedarse varias horas encerrados en las aulas. “Otra forma de aprender”, dirían aquellos profesores con más mano izquierda.


Otras: Estar para el arrastre . Echar un capote. Saltarse algo a la torera. Cortarse la coleta.  Ver los toros desde la barrera.



JUEGO DE NIÑOS (test para hablar como los grandes)

domingo, 19 de enero de 2014

MONDO Y LIRONDO

Mondo y lirondo. Limpio. Claro Sin adornos ni añadidos. Quiero que me cuentes los hechos mondos y lirondos. Lo que pasó exactamente. El término mondo significa “mondado; pelado o sin cáscara”, lo que tiene mucho que ver con el significado de la frase. Lirondo es un término inventado, como en tantos otros casos. (A trancas y barrancas. Sin decir ni tus ni mus).

Resulta paradójico que un blog que pretende difundir la extensa paleta de colores que supone la fraseología española se titule así. Mondo y lirondo sugiere desnudez, ausencia de filigranas. Pero es que los españoles cuando hablamos “pintamos”, coloreamos nuestras frases de tal manera que muchas veces no nos seguimos ni nosotros mismos. ¡Figurémonos un extranjero! Pero es así: a nosotros nos gusta que se nos entienda sin demasiados rodeos. Forma parte de ese carácter popular y tan de estar por casa que nos atribuye medio mundo. Precisamente por esto un niño puede ser buenísimo, bueno bueno o, “más bueno que el pan”. Esto último es una frase hecha y, además, el objetivo de este blog: aprender a usar todas las que sepamos, leamos u oigamos con la idea de enriquecer nuestra comunicación con los demás. Bueno… enriquecer y acercarnos al mundo real, al del supermercado, al de la parada del autobús o la cola de las entradas para el cine. En otras palabras: añadir más colores a nuestro día a día.


La lengua coloquial es un concepto muy amplio, mastodóntico, ¡inabarcable! Los alumnos necesitan acercarse a la forma de hablar de los nativos. Como profesora no me canso de repetir a mis estudiantes que nadie sale del aula “hablando como un libro” y que, por gracia o desgracia, aprenderán más en la barra de un bar charlando con el camarero que dándole dos horas seguidas a los apuntes sin salir de casa. ¡Ojo!: mi intención no es la de desterrar a un segundo plano a la señora gramática (Dios me libre), sino la de realzar la parte más práctica e inmediata de nuestra lengua. El que conoce expresiones coloquiales y las sabe usar en el momento y contexto adecuados (esto es lo más difícil) parece menos extranjero que el que se equivoca en un subjuntivo o en un ser/estar. Las frases hechas son, además de un enriquecimiento léxico como dijimos antes, un importante elemento cultural que presenta aspectos de la historia, literatura, geografía, gastronomía, etc. Son lengua viva, más o menos como un blog: aquí TODOS PARTICIPAMOS para hacer que nuestro modo de entender y hacernos entender evolucione. El lenguaje solo sobrevive gracias a la colaboración y a la buena intención de hacer que no se mueran las palabras y las expresiones por la falta de uso. Además, ¡qué diablos!, es divertido. Aprender con una sonrisa es más rápido y eficaz que cualquier otro método.